ADOLESCENCIA, DIVINO TESORO
La adolescencia es una etapa por demás intensa en la cual se viven un sinfín de cambios en un tiempo muy corto. Todos estos cambios confluyen al mismo tiempo en conjunto con una marcada inyección de energía, lo que reúne los ingredientes necesarios para que cualquier padre de familia salga corriendo al darse cuenta que sus hijos se encuentran viviendo la adolescencia.
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Gracias a Dios (dirían muchos padres de familia) esta etapa no dura mucho. Tenía un amigo que sufría de piedras en el riñón y cuando tenía crisis agudas me decía “no me aviento de la azotea porque sé que esto es pasajero” y, probablemente si nosotros vemos la adolescencia como algo pasajero será mucho menos difícil para nosotros acompañar a nuestros hijos.
¿Qué esperar de nuestro hijo adolescente? TOTAL CAOS. Sin embargo hasta el más caótico de los huracanes tiene un orden particular que lo hace mantenerse como huracán y no como una lluvia cualquiera ya que reúne las características esperadas para ser esa gran tormenta.
Al hablar de ciertos cambios nos encontramos con los siguientes:
Físicos: el cambio de voz, el cambio en su cuerpo y en su olor.
Humor: fácilmente se enojan, se ponen irritables, te detestan y al rato te aman.
Relaciones sociales: los adolescentes buscarán establecer relación con sus pares siendo estas prioritarias.
Conductuales: se vuelven rebeldes, flojos, tienden a tener su habitación desordenada, no les gusta bañarse y fácilmente le pueden dar vuelta a una camiseta para volvérsela a poner.
Prueba de límites: como parte de su auto afirmación les gusta probar límites ¿hasta dónde puedo llegar? así que continuamente pondrán a prueba los límites que están marcados en casa.
Si alguno de tus hijos presenta algunos de los cambios que anteriormente mencionamos, felicidades… tienes un ADOLESCENTE.
Tratar de entenderlo o mejor aún, tratar de que ellos entiendan que como buenos padres las indicaciones que les das es por su bien, puedo decirte que será una gran pérdida de tiempo. Tu adolescente no está en condiciones de entender ya que reaccionan por impulso sin tener muy claras las consecuencias de sus actos, así que no te desgastes.
La ventaja es que tú, como padre, tienes mayores herramientas para identificar qué es lo que le pasa y dar una respuesta mucho más adecuada a las buenas reacciones de tu adolescente. No es una lucha de poder, se trata de orientar un proceso que es natural y que si no orientas tú, definitivamente alguien más lo hará. Si estás preparado te darás cuenta que es mucho más sencillo de lo que parece.
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